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Vestirse para servir
Actualizado en octubre de 2022
Para todos los lectores, cantores, salmistas, ministros eucarísticos, músicos, ujieres y ministros litúrgicos que sirven a la liturgia Y a la congregación.
Los lectores, los recepcionistas, los ministros extraordinarios, los ujieres, los músicos, los cantores y cualquiera que hable desde el ambón o desde la tribuna del cantor son modelos a seguir.
Lo mejor es no llamar la atención ni distraer al clero ni a la congregación de la liturgia. A continuación, se presentan pautas específicas con ejemplos de vestimenta aceptable e inaceptable para el servicio en el altar:
- Se recomienda no usar vaqueros azules, pero se aceptan vaqueros en buen estado: limpios, sin agujeros ni roturas. Se prefieren pantalones estilo Docker para hombre y camisas con cuello.
- Cantor o Salmistas, No usar jeans cuando se sirve en el altar.
- No se permiten camisetas. Se exceptúan las camisetas si un grupo entero de asistentes a la misa las usa para un evento o motivo específico (por ejemplo, asistentes a un retiro de evangelización).
- No se permiten pantalones cortos, ropa deportiva ni pantalones deportivos.
- Se aceptan sandalias o calzado deportivo limpio y en buen estado. No se permiten chanclas.
- Mujeres y niñas: Vestidos, faldas, blusas y pantalones modestos. No se permiten tops de tubo, escote ni abdomen, hombros ni espalda al descubierto. No se permiten minifaldas. Las mujeres pueden usar leggings si se cubren con una túnica u otra prenda superior que llegue por debajo de las caderas.
- No se aceptan camisetas, camisas, chaquetas o gorras de equipos deportivos, corbatas novedosas ni nada que llame la atención indebidamente.
- Mantenga buenos hábitos de higiene personal, incluyendo mantener limpias las uñas y el cabello.
La ropa transmite quiénes somos y qué valoramos. Cuando vestimos de forma excesivamente informal o no nos vestimos bien, parece que decimos: «Nada es realmente tan importante». Cuando nos vestimos para llamar la atención, parece que decimos: «Nada es más importante que yo».
Ir a la casa de Dios ES importante, más importante que afirmar nuestra individualidad. Ser ministrado por el Rey de reyes y Señor de señores es asombroso.